Nosotros somos los dueños de nuestros
destinos, los capitanes de nuestra alma, porque tenemos el poder de controlar nuestros pensamientos.
Nuestros cerebro se magnetiza con los pensamientos dominantes que llevamos en la mente,
y que, por mecanismo que nadie conoce bien, estos imanes atraen hacia nosotros
las fuerzas, la personas, las circunstancias de la vida que armoniza con la
naturaleza de nuestros pensamientos dominantes. Antes de poder acumular
riquezas en abundancia, tenemos que magnetizar nuestra mente con un intenso
deseo de riqueza, que hemos de tomar conciencia de la riqueza hasta que el
deseo por el dinero nos conduzca a hacer planes definidos para adquirirlo.
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