La economía doméstica
Llegar a fin de mes se ha
convertido para muchas personas en todo un reto económico, y ahorrar, en un
deseo inalcanzable. Tener claros los ingresos y los gastos es clave para
mantener saneada la economía familiar. En Internet existen herramientas gratuitas
que facilitan el control del presupuesto doméstico, con lo que se consigue
evitar sustos innecesarios y calcular nuestras posibilidades reales de ahorro o
de gastos extraordinarios.
En las
familias ocurre como en el Estado: cuando los gastos son superiores a los
ingresos se produce un déficit presupuestario que lleva, inevitablemente, a la
adopción de dos tipos de medidas. Una, reducir gastos, y la otra, solicitar un
préstamo. La eliminación de gastos superfluos es siempre recomendable, pero
llega un momento en que se toca el hueso y ya no es posible recortar más, y si no ha
sido suficiente con esos recortes el último recurso es pedir prestado, algo que
puede ofrecer un alivio instantáneo pero también puede volverse en contra a la
hora de afrontar la devolución de lo prestado.
Las familias son
las unidades de consumo, las cuales ofrecen los recursos que disponen (capital,
trabajo y recursos naturales) para poder satisfacer sus necesidades. El
objetivo de las familias es maximizar su consumo de bienes y servicios, dada su
restricción presupuestal, la que está determinada por el ingreso que perciben
por poner a disposición de las empresas sus recursos. Una familia específica
que cuenta con un ingreso limitado, a la hora de decidir comprar una computadora,
considerará sus necesidades, los
Precios y sus preferencias, de forma que el resultado de
la elección sea el más apropiado, o sea los integrantes de las familias,
deciden qué y cuánto consumir.
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